26 enero 2021

TARDE, MAL Y PEOR

Cuando redactamos la última entrada esto iba a mal, no sabíamos que a peor, pensábamos continuar con nuestro ritmo habitual -que no es muy regular, hemos de admitirlo-, pero... ¡bufff!; todo se  truncó  y  se fue desatando... Ese  nombre  que  ahora nos resulta  tan  familiar se fue acercando y nos pilló con algún libro leído, otro por comentar y otro en pleno reparto... No nos esperábamos lo que nos ha rodeado, nos pilló por sorpresa en lo que era algo habitual para nosotros: leer y compartir. Compartir en directo y de viva voz, que es lo que hemos venido haciendo  hasta  el  momento.  Sabemos  que  hay  otras opciones, pero no son lo mismo, y  nunca lo serán... ¿y qué podemos  hacer si no es contaros  nuestras impresiones sobre las lecturas que   comenzamos, que no terminamos juntos, y las que nos propusimos terminar? Como ya os hemos venido diciendo, en esta edición hemos sido dos grupos y en cada unos se hicieron las lecturas en momentos distintos, aunque nosotros os dejamos los comentarios en un orden cronológico (aproximado).

Leímos "Chocolat" de Joanne Harris, una suerte de cuento popular, oscuro y mágico alrededor de la repostería. La autora sitúa la historia en un pueblo ficticio del interior francés, un pueblo como otro cualquiera, en el que la religión (personificada en el párroco de la localidad) controla casi todo. La apertura de una chocolatería y la presencia de su dueña y su hija, revolucionará los sentidos y las vidas de muchos de su habitantes... 
Aparte de esta apariencia de fábula que exalta  la importancia de los pequeños placeres y la belleza de las cosas cotidianas,  la novela aborda muchos temas interesantes: las relaciones madre e hija, el maltrato hacia la mujer, la intolerancia social, la tiranía ejercida tras la fe y la superstición... Todo esto, junto con sus dos narradores -ambos en primera persona-, y una caracterización de los personajes bastante compleja (emocionalmente complicados, moralmente ambivalentes), hacen de "Chocolat" una delicatessen literaria, a pesar de que su final deje demasiadas líneas abiertas.

Después pasamos a "El tambor de hojalata" de Günter Grass, del que no sabemos muy bien qué decir... Somos conscientes de que se trata de una novela que se incluye en todas las listas de libros de obligada lectura, y por eso no hemos querido dejar pasar la oportunidad en nuestro Club, pero en general, a la mayoría, les ha resultado densa, difícil. Un libro de más de seiscientas páginas siempre impone (sobre todos si sólo consigues una edición de bolsillo, que en nuestro Club ya tenemos una edad, y la vista...), pero la historia -su historia- que el protagonista decide narrar cuando se encuentra recluido en un sanatorio remontándose a sus abuelos, que en un determinado momento decide dejar de crecer, que vive acompañado de un tambor con cuyos redobles destruye todo orden marcial, con tintes de obseso sexual y de criminal, una especie de conciencia del Tercer Reich..., pues sinceramente, nos ha superado. 
Hablamos mucho sobre él y lo analizamos: su estilo (del que destacamos su anticipación al realismo mágico), sus innumerables personajes descritos casi de forma mágica (estilísticamente hablando), sus guiños literarios (Cervantes, Shakespeare, Goethe y Dostoiveski)... En fin, que lo hemos trabajado, pero no lo hemos disfrutado, lo que nos ha llevado a una conclusión: notamos una falta de comunicación autor-lector, quizá por que nosotros no hayamos estado a la altura. 
Siempre tendremos una segunda oportunidad, aunque sea de forma individual.

Ya solo nos queda comentar "Llámame Brooklyn" de Eduardo Lago, una hermosa historia sobre el amor, la amistad, el misterio y la pasión por la literatura: el protagonista debe reconstruir la novela de un amigo fallecido, imponiéndose esta tarea pese a ser consciente de que el único destinatario que le importaba a su autor es una mujer.
El autor utiliza de forma magistral un juego metaliterario (reflexión especulativa sobre la naturaleza y la forma literaria), que se completa con un retroceso a la infancia del amigo muerto a través de los recuerdos de otro amigo suyo, pinceladas de su relación con la mujer a la que va destinada la novela, y otras narraciones sin orden cronológico, que dan a la obra tintes de postmodernidad.
Desde luego es una obra arriesgada y no sólo para entretenerse. Para nosotros, todo un descubrimiento.

Terminó está edición sin saber cómo sería la siguiente... Como siempre vamos tarde (mea culpa), desgraciadamente ya sabemos cómo es.